A medida que las temperaturas suben y nos acercamos al verano, es fundamental prepararnos adecuadamente para disfrutar de esta estación del año de manera segura y saludable. A pesar de que el verano se asocia con diversión, sol y relajación, existen algunas costumbres que debemos evitar y medidas de cuidado de la salud que debemos adoptar.
Costumbres que debemos evitar al llegar el verano
La primera costumbre a evitar es la exposición prolongada al sol. El sol de verano puede ser muy fuerte, aumentando el riesgo de quemaduras solares y daño a la piel, lo que puede llevar a condiciones más graves como el cáncer de piel.
Para prevenir esto, es esencial utilizar protector solar de amplio espectro con un factor de protección solar (FPS) de 30 o más, incluso en días nublados. Además, es recomendable limitar la exposición al sol directo entre las 10 a.m. y las 4 p.m., cuando los rayos UV son más fuertes.
Otra costumbre a evitar es la deshidratación. En verano, tendemos a sudar más debido al calor, lo que puede llevar a la deshidratación si no reponemos los líquidos perdidos. Beber agua regularmente, incluso cuando no se tiene sed, es vital para mantenernos hidratados. Evita las bebidas alcohólicas y las altas en azúcar, ya que pueden contribuir a la deshidratación.
El cuidado de la salud durante el verano también implica prestar atención a nuestra alimentación. A menudo, las barbacoas y las comidas al aire libre implican alimentos procesados y altos en grasa. Intenta incorporar más frutas y verduras frescas en tus comidas, ya que son ricas en agua y nutrientes esenciales.
Otros aspectos importantes
El verano también puede ser una época de actividad física intensa, como juegos al aire libre y deportes acuáticos. Si bien es importante mantenerse activo, también es crucial escuchar a nuestro cuerpo y descansar cuando sea necesario. Evita el ejercicio extenuante durante las horas más calurosas del día y asegúrate de hacer calentamientos y enfriamientos adecuados para prevenir lesiones.
Además, es importante tener en cuenta la calidad del aire durante el verano. Los niveles de contaminantes y polen pueden ser más altos, lo que puede desencadenar problemas respiratorios en algunas personas. Si eres sensible a estos factores, intenta limitar el tiempo al aire libre durante los días de mala calidad del aire.
Finalmente, no olvides proteger tus ojos. La exposición prolongada a los rayos UV puede dañar tus ojos y aumentar el riesgo de ciertas condiciones oculares. Usa gafas de sol que bloqueen el 100% de los rayos UVA y UVB.