El espinazo de dragón es un enigma geológico que ha desconcertado a los científicos desde que fue descubierto en Marte en el año 2007 por la sonda Mars Reconnaissance Orbiter de la NASA. El espinazo de dragón es una cresta de roca que se extiende por más de 10 kilómetros a través del terreno marciano, y se eleva a una altura de hasta 100 metros en algunos lugares.
¿Cómo se formó esta extraña característica geológica?
La teoría más aceptada es que el espinazo de dragón se formó a través de un proceso geológico conocido como “diapiro”. Un diapiro es una estructura geológica que se forma cuando un fluido, como magma o petróleo, se acumula bajo la superficie de la Tierra y ejerce presión sobre las rocas circundantes. Esta presión puede hacer que las rocas se levanten y se deformen, creando una estructura en forma de cúpula.
En el caso del espinazo de dragón, los científicos creen que una capa de hielo o permafrost se acumuló sobre la superficie de Marte, y luego se infiltró con agua líquida. Esta agua líquida, que se cree que se originó en el subsuelo, se acumuló debajo del hielo y ejerció presión sobre las rocas circundantes. Con el tiempo, esta presión hizo que las rocas se levantaran y se deformaran, creando la estructura en forma de cresta del espinazo de dragón.
Otra teoría para el espinazo de dragón
Otra teoría sugiere que el espinazo de dragón se formó a través de la erosión del viento. El viento en Marte puede ser extremadamente fuerte y constante, y algunos científicos creen que podría haber esculpido la cresta del espinazo de dragón a lo largo del tiempo.
Sin embargo, esta teoría es menos aceptada que la teoría del diapiro, ya que no explica algunas de las características más peculiares de la estructura, como su forma curva y su altura uniforme. Independientemente de cómo se formó el espinazo de dragón, lo que es seguro es que su descubrimiento ha sido una fuente de fascinación para los científicos que estudian Marte.
La cresta de roca es solo una de las muchas características geológicas interesantes que se han descubierto en el planeta rojo en las últimas décadas, y su estudio podría ayudar a los científicos a comprender mejor la historia geológica del planeta, así como su potencial para albergar vida en el futuro.