El cáncer de piel actualmente afecta a más de 1 millón de personas, por lo que es uno de los más comunes en el planeta. La piel sin lugar a duda es el órgano más grande del cuerpo. Está compuesto por varias capas, siendo las dos más importantes la capa externa epidermis y la capa interna dermis.
La epidermis está compuesta por melanocitos, las células basales y las células escamosas. Por lo general, el cáncer de piel comienza en la epidermis cuando empiezan a formarse células cancerígenas en los tejidos. Numerosos estudios apuntan a que en la mayoría de los casos es provocado por la exposición excesiva a los rayos ultravioleta UV, de las camas bronceadoras, las lámparas solares y por supuesto del sol.
Cuando las células cancerígenas se sitúan en los melanocitos, se forman los melanomas, el cual es el tipo de cáncer de piel más agresivo y causa la mayoría de las muertes debido a su tendencia a hacer metástasis. Por otra parte, cuando las células cancerígenas se sitúan en las células escamosas y basales por lo general tienen cura, pero llegan a desfigurar a quienes lo padecen.
Equipo de investigadores de Barcelona hablan de la defensa natural del cuerpo
Un equipo de investigadores del Centro de Regulación Genómica CRG de Barcelona, España, hicieron un interesante descubrimiento. Hallaron mecanismos moleculares que facilitan que el cuerpo use sus defensas naturales contra el desarrollo de las células cancerígenas en la piel.
El equipo de investigadores subrayó que esto podría ser el punto de partida para descubrir nuevos tratamientos contra este tipo de enfermedad, ya que arroja nuevos detalles sobre cómo evoluciona la enfermedad a nivel celular.
La proteína CSDE1 coordina una compleja serie de mecanismos moleculares que generan la senescencia en las células de la piel, así logran la ralentización en sus funciones, pero sin causar la muerte. Este tipo de células desempeñan un papel clave en inhibir el avance del cáncer, pues suprimen la formación de tumores.
Proteína CSDE1 clave en la lucha contra el cáncer de piel
La proteína CSDE1 se adhiere al ARN, y monitoriza su función en el momento en que se transcribe. De manera que tiene la posibilidad de cambiar la función de los ARN sintetizados en una célula.
La senescencia celular es una condición en la que las células pierden la capacidad para dividirse. Esto puede suceder en respuesta al estrés o daños ocurridos en la misma. Una vez activada esta función en la célula, contribuye la supresión de tumores y en la detención de la formación de células cancerígenas.
El equipo de investigadores descubrió a través de sus experimentos en ratones, que cuando se agotan los niveles de la proteína CSDE1, las células pierden su capacidad de senescencia y por ende se inmortalizan, dando paso así al desarrollo del cáncer. El equipo de científicos sostiene que esta proteína es clave en la liberación de citoquinas y enzimas que obligan a detener el crecimiento de las células e inhiben la síntesis YBX1 relaciona con el cáncer.