El uso de la mascarilla es imprescindible para combatir la pandemia de COVID-19. Al igual que otras medidas de bioseguridad como mantener distancia física y lavarse las manos con frecuencia. Estas se han implementado por todo el mundo con el fin de frenar la propagación del coronavirus.
A pesar de que gran parte de la población mundial ya ha sido vacunada, se sigue recomendando con mucho interés el mantener las medidas de precaución antes mencionadas. Es necesario puesto que las vacunas no suministran un 100% de protección. Además, dadas las variantes que están surgiendo, no se sabe si lograrán evitar la transmisión.
El uso de la mascarilla contra el COVID-19
La revista British Medical Journal (The BMJ) presentó hace poco un análisis que realizaron algunos especialistas de Monash, una universidad en Australia. En la investigación se dio análisis a 72 estudios a nivel mundial con el objetivo de estimar cómo las medidas de bioseguridad redujeron el contagio del COVID-19.
Como resultado, el desinfectarse las manos, usar tapabocas y mantener distancia física sí lograron reducir de manera significativa los casos de coronavirus. Igualmente, la profesora de Epidemiología Clínica y Salud Pública Stella Talic, expresó igualmente lo “esencial de considerar la inmunidad colectiva en varios sentidos”.
Tomando en cuenta cómo responde la población de los países a las vacunas, tipos de vacunas disponibles y los grupos que tienen prioridad a recibirla. Así mismo, las personas que de manera sincera deciden vacunarse, así como los esfuerzos que hagan los estados para que la población acceda a ellas, sostiene Talic.
¿Son efectivas las medidas de bioseguridad contra el COVID-19?
¡Sí! De hecho, en el estudio realizado, los investigadores descubrieron que el constante uso de la mascarilla reduce el contagio del COVID-19 hasta en un 53%, avalado por documentos científicos de diferentes partes del mundo y publicados en revistas como The Lancet, Cell o Nature.
Otro experimento con colaboración de 200 países arrojó que un 45,7% de muertes debido al COVID-19 se evitó en países donde se usa mascarillas por exigencias de las autoridades. Así mismo en EE. UU. se redujo un 29% el contagio de coronavirus en estados donde se demanda el uso de mascarillas. Esto ha dado buen resultado combinado con otras medidas necesarias de bioseguridad como el distanciamiento físico.